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Cuando llegamos a Apollo Campervans miran por el ordenador y ya sólo queda UNA caravana. Nos entra el pánico y la reservamos para mañana. Le pedimos al chico de la central que nos la mantenga por un par de horas hasta que podamos reservar los billetes de avión. Nos vamos a la Terminal. Nos repartimos para pedir precios.

-          Amaya, vete corriendo al mostrador de aquella compañía porque ésta me guarda el precio superchollo sólo 15 minutos. Amaya y Luis corren por toda la Terminal buscando alternativas de vuelos domésticos para mañana. Buscamos, comparamos y compramos los billetes más baratos. Ala a Apollo Campervans otra vez. 

-          Bueno familia, ya tenemos caravana y billetes. No está mal para una mañana ¿no? Vamos a comer.

La caravana cuesta 1 $ al día porque las compañías que las alquilan aquí en Nueva Zelanda se encuentran con el problema de que a veces tienen un montón en la isla sur que necesitan trasladar a la isla norte o al contrario, de modo que si un cliente se las lleva de un lado a otro, les dan los primeros cinco días a 1$. Chollo del que nos enteramos gracias a nuestros amigos MARIA y STEVE. ¡GRACIAS CHICOS!

Si a alguien le interesa esta es la web: http://www.apollocamper.com/reloc.aspx

Así que conseguimos una caravana super nueva de seis plazas a 1$ al día los cinco primeros días y a 75$ los tres siguientes, con billete de ferry para pasar de la isla Sur a la Norte pagado para el vehículo y el conductor. El único condicionante es que hay que devolverla en Auckland el siete de Febrero y tenemos 2.000 Km por delante (sin coste) más lo que queramos ver. Es decir, tenemos sólo ocho días para ver toda la Isla Sur y llegar hasta Auckland y este ladrillo sólo alcanza un máx de 100 km/h, pero… ¡ESTAMOS ENCANTADOS CON NUESTRO CHOLLO PARTICULAR Y LA AVENTURA QUE NOS ESPERA!

Ahora sólo queda decir en el hotel que nos vamos un día antes y a los del coche que lo entregamos antes también, desgraciadamente hay que devolverlo a las siete de la mañana para que no nos cobren un día más.

-         Las niñas: ¡Jopeeeeee, otra vez a madrugar!

-          Sí, hija pero a 1$ dólar al día como si hay que empujar la caravana.

-          Y de camino de vuelta al centro, ¿por qué no visitamos Monte Edén?

El Monte Edén es un pequeño cráter en medio de la ciudad desde el que se tienen unas vistas fantásticas de Auckland. Hay varios similares que parecen colinas porque están cubiertos de césped. Pasamos un rato allí relajados y haciendo el tonto. Luis y las niñas se ponen a luchar y hacer saltos de kárate. Un pequeño homenaje a Antonio, nuestro entrañable pequeño saltamontes.

Aunque parezca mentira, aún nos quedaba día por delante y nos dimos un paseo en coche por Tamaki Drive, una carretera de la costa este con bonitas playas y mejores vistas. Cenamos en un restaurante español solo de nombre, porque ni la tortilla de patata era española, ni las migas eran migas, ni las croquetas se parecían en nada a las auténticas……estos guiris, ya se sabe.

30 de enero        La super caravana

Nos pegamos el madrugón y vamos con el tiempo justo para entregar el coche en el aeropuerto. Nos pasamos unos veinte minutos largos buscando las llaves del coche que no aparecen y de guinda  Luis va a pagar la noche de hotel PEEEEERO hay otro japonés distinto en recepción (esto está lleno de japos) que nos quiere cobrar otro precio por la habitación y Luis no traga. Viene la supervisora, de ojos rasgados también…Y no solucionamos nada. Son como cerrados los tíos. Como no hay manera de llegar a un acuerdo, nos vamos y cargarán lo que les de la gana porque tienen el número de la VISA. Estás vendido con los rent-a-cars y los hoteles y allá donde haya que dejar la VISA de garantía.

Devolvemos el coche sin problemas, a pesar de haber llegado media hora tarde y hacemos el check-in. Llamamos al manager del hotel y dice que le da igual, que nos va a cobrar lo que nos han dicho en recepción. Nos acordamos de toda la familia del chino pero pensamos en el chollo de la caravana.

Las niñas están como locas. Llegamos Christchurch y cogemos un taxi hasta Apollo Campers. Nos atiende Adam, un chico superamable. Le contamos nuestra aventurilla y nos dice que él estuvo doce años dando la vuelta al mundo. Se nos queda cara de calamar y pensamos que no somos nadie…aunque luego le damos vueltas, le preguntamos los detalles y ajustamos el cuento: Evidentemente estuvo  los doce años trabajando en distintos países para ir pagándose el viaje, la cosa es diferente, aunque tampoco suena mal.

Entramos en la caravana y… ¡Bueno, bueno, bueno, esto es una maravilla! Parece que vamos en un camión pero llevamos el baño y la cocina incorporada. ¡Y qué divertido, podemos parar cuando y donde nos dé la gana! Las niñas ya se han montado su casita en la parte de arriba.

Son las dos de la tarde y según salimos comemos en nuestro sitio favorito el KFC. No olvidemos que esta sociedad es una mezcla de ingleses colonizadores y americanos inversores.

 En seguida nos damos cuenta de:

A – que este trasto no se puede aparcar en cualquier sitio

B – que no se puede comer dentro de la caravana en marcha, mucho menos si el que conduce es Luis que tiene el chip de “rally” incorporado con todo lo que conduce.

Salimos de Christchurch disparados hacia el Sur para no perder tiempo. Por la tarde, unos 300 km más abajo y tras un poco de alucine paisajístico, llegamos a Lake Tekapo, un pueblecito de cuatro casitas de cuento a orillas de un lago impresionante de color azul turquesa como los de Patagonia.

Encontramos un camping entre pinos y campas de césped al borde del lago y aquí nos quedamos. Paseamos por la orilla y hacemos mil fotos. Las niñas ordenan la casita rodante y cocinamos una cenita casera que nos comemos bajo los pinos viendo el atardecer. ¡Esto es una bendición, estamos encantados!

Por la noche un cielo estrellado maravilloso…..y  un silencio sepulcral. Dormimos como Reyes.¡Esto es vida!

 

31 de enero        El Monte Cook

Por la mañana nos acercamos hasta el Monte Cook, el más alto de la isla y damos un paseíto hasta un lago cercano que no nos llama mucho la atención. Los paisajes en Nueva Zelanda son de quitar el hipo y quizá hemos alucinado tanto con lo que hemos visto hasta ahora que ya no nos impresiona nada. Comemos en el campito bajo el sol, aunque hace un viento un poco desagradable.

Por la tarde llegamos a Te Anau en el extremo suroeste de la isla. Aquí la mayoría de los pueblos tienen nombres originales maoríes y no sabemos ni pronunciarlos. Hay una pintoresca mezcla de civilización inglesa, paisaje nórdico, instalaciones americanas y nombres maoríes. Pero, ¿esto es un camping o un jardín botánico? Si da cosa poner la caravana en su sitio y pisar ese césped tan verde. ¡Anda! Si hay otro lago detrás de la plaza de la caravana. ¡Qué bonito! Esto es gozar en primer plano de la naturaleza.

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Luis y las niñas en pleno combate "kumite" en el cráter de Monte Eden
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¡¡¡ GIVE MORE MONEY !!!
El japonés de la recepción atendiéndonos amablemente...
Cómo nos gusta nuestra caravana
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Vista del lago Tekapo (vaya nombrecito)
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De paseo por el Parque Nacional del Monte Cook
Espléndidas vistas desde la caravana en Te Anau

1 de febrero        Los fiordos de Milford Sound

Empezamos el día con una multita por superar en 10 km/h el límite de velocidad en Te Anau, el pueblecito que da entrada a los fiordos de Milford Sound. ¡Mala suerte! pero ¿qué le vamos a hacer? al mal tiempo buena cara.

Y nuestras caras cambian de buenas a radiantes al contemplar el paisaje de la ruta que lleva a los fiordos. Los casi 100 km de carretera recorren valles interminables rodeados de cumbres nevadas y desfiladeros por los que bajan ríos de aguas cristalinas. El camino acaba atravesando un largo túnel que descubre a su salida la visión única de los picos de Milford Sound sobre el mar que penetra la tierra en una gigantesca brecha.

La panorámica desde el muelle es espectacular. A los fans del Señor de los Anillos, quizá les resulte familiar el paisaje, pues es el que tiene Aragorn de fondo cuando inicia su viaje en canoa hacia Emyn Muil.

Cogemos un barco para recorrer el fiordo hasta su desembocadura en el océano. Está rodeado de montañas por ambos lados. Por sus laderas verticales se precipitan cataratas gigantescas. Sobre las orillas rocosas, descansan las focas y los leones marinos, mientras familias enteras de delfines se acercan a presentarse y servirnos de guías saltando sin parar frente a la proa del barco.

No paramos de hacer fotos y todas salen bonitas. Aquí es difícil errar el tiro. Si no lo viéramos, juraríamos que es imposible que exista un paraje de una belleza semejante. El capitán busca con tesón los grupos de focas y las manadas de delfines. Se acerca a las paredes de roca y nos empapa bajo las innumerables cascadas, algunas de ellas caen desde tal altura que se evaporan en el aire antes de llegar a la superficie. En Milford Sound te sientes abrumado por una naturaleza tan virgen y tan salvaje.

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Luis-Gollum buscando el anillo-su tesoro- por los fiordos de Milford Sound
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Mi Tesooorooo...Es sólo míííoooo...
El espectáculo de la Naturaleza en Milford Sound vuelve a dejarnos con la boca abierta
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