27 de noviembre Machu Picchu. La maravilla desmaravillada
Menos mal que la palicilla del viaje en tren de cuatro horas merece la pena. Si en Cuzco das dos pasos y tienes que descansar, aquí
medio que te ahogas, pero es tan bonito lo que se ve, que da igual.
La subidita desde el tren a las ruinas se hace en unas busetas y luego hay que subir otro poquito, en términos de altura, pero un
sufrimiento en términos de esfuerzo. Y a pocos metros de la entrada: ¡¡AHHHHHHHHHHHHH!! Que no es un suspiro de respirar, sino de
alucine. Hasta Sara, que subía cual cabritilla, dijo: ¡¡Mamá, papá, qué bonitooooo!! Y entonces vieron a las llamas y lo de las piedras
como que pasó a segundo plano.
Machu Picchu es fascinante. Las ruinas se encuentran en una ubicación única sobre un montículo entre profundos y escarpados valles
rodeado de montañas por todas partes. Es lo más parecido al Olimpo. Los Dioses Incas no podrían haber elegido un lugar mejor para
instalarse. La panorámica de las ruinas con el Wayna Picchu al fondo te deja boquiabierto. Se te doblan las rodillas y te quedas allí
sentado observando hipnotizado durante varios minutos. Imaginas la ciudad viva, con sus enormes explanadas verdes y sus tejados de
paja repleta de indígenas incas recorriéndola de aquí a allá. Adivinas a los vigías desde lo alto del Wayna Picchu guardando la ciudad
y comunicándose con señales de fuego con sus homónimos en las cumbres cercanas. Aún no te lo crees, pero estás allí y entonces empiezas
a ser consciente de lo afortunado que eres por estar en uno de los parajes más extraordinarios de la Tierra.
Atravesamos las ruinas directo a la entrada del Wayna Picchu, que es el pico que se ve en el horizonte de todas las fotos. Por suerte
ya habían cerrado el cupo de gente para subir y no pudimos porque la cuesta se las trae y para las niñas habría sido un poco peligroso.
Es muy escarpado y empinado y la altura es de quitar el hipo.
Nos tomamos nuestro pic-nic habitual y vimos las ruinas tranquilamente, cargándonos de energía positiva, que según algunos, es parte
de la magia que tiene este lugar y que yo creo más bien que es una hiperoxigenación de jadear tanto.
¿Y por qué construyeron aquí? En primer lugar porque tenían una cantera justo detrás de la ciudad, segundo por algún rollo astrológico,
todo está orientado con algún significado cósmico y por último porque a ver quién era el guapo que iba a pegarse con ellos aquí
arriba, sólo por no subir como que les dejaban en paz. De todas formas la ciudad sólo estuvo habitada unos 100 años. ¿Cuánto estáis
aprendiendo, eh?
Mr. soluciones consiguió cambiar el billete del tren a otro que salía una hora antes y así volvimos a Cuzco. Como apenas quedaban
plazas, estábamos separados y el vagón de Sara y Amaya iba tranquilo pero el de Luis y Ainhoa parecía una romería multicultural. En
cierto punto nos cambiamos y así conocimos a más gente viajera. Llegamos rotos pero muy contentos. En teoría mañana nos vamos de Cuzco
a Puno. Sólo seis horitas de bus.
REFLEXIONES: Maravilla a doble precio es la mitad de maravilla
Cuzco significa en quechua “El ombligo del mundo” y la verdad es que los cuzqueños se lo toman al pie de la letra. Desde que Machu
Picchu fue nombrada una de las nuevas siete maravillas del mundo, los espabilados de los cuzqueños y Machupicheños ¡¡HAN DOBLADO LOS
PRECIOS!!
Literal: No un 20% o un 30%, si no un 100%, justo EL DOBLE. Visitar Cuzco y Machu Picchu hace 6 meses costaba LA MITAD. Y eso sin
mejora de servicios de ninguna clase: Más gente y más apelotonamiento a doble de precio. Para que os hagáis una idea el viaje de tren
de Cuzco a Machu Picchu vale la friolera de 96$ y no es el AVE precisamente, a lo que hay que sumar los 40$ de la entrada a las ruinas
y los 14$ del bus para subir a la cima. Total 150$ (20.000 de las antiguas pesetas) Machu Picchu es sin duda una maravilla, pero tanto
o menos de lo que lo es Chichen Itzá en Méjico y la entrada sigue costando 4$.
Desde luego a los peruanos se les ha subido a la cabeza el nombramiento y en nuestra opinión maravillas a doble precio son la mitad
de maravilla. Eso por no hablar de las ruinas que rodean Cuzco que también te venden en un boleto turístico conjunto de doce
ruinas por 45$ de las que sólo merecen la pena dos, SAQSAYWAMAN Y CORICANCHA. El resto son cuatro piedras que no impresionan ni al
más paleto de los mortales.
Así que allá va nuestro mensaje Sres. Cuzqueños:
¡¡Se han pasado UDs. de vivos!! ¡¡Basta ya de timar al turista y de la política abusiva de precios en la que a los extranjeros se
les cobra 10 veces más que a los locales!!
(Ya hablaremos con detalle en el próximo Reflexiones sobre la discriminación descarada a
los turistas extranjeros en Sudamérica)
Desde luego si tenemos que recomendar a alguien ir a ver la maravilla Chichen Itzá o la maravilla Machu Picchu, le recomendaremos
sin dudarlo Chichen Itzá ya que tiene mucha más diversidad de ruinas y variedad de atractivos como playa, cenotes, buceo, sol y simpatía
de sus habitantes y a muchísimo mejor precio y con más facilidad de acceso que la preciosa pero hiper cara antigua ciudad de los Incas.
28 de noviembre Merecido descanso en Cuzco
¡Cambio de planes! Retrasamos los billetes de autobús 24h y pasamos el día relajados descansando en Cuzco. Paseamos por sus callejuelas
y soportales, curioseamos en las tiendas y comemos tranquilamente un lomito salteado super rico en unos balconcitos con vistas a la
Plaza de Armas.
Por la tarde investigamos el mercado central que tenemos frente al hotel. Puedes encontrar lo que necesites en sus distintas secciones.
Verduras y frutas, flores, restaurantes y carnicería en la que los puestos exhiben vísceras de todo tipo: Higadillos, lenguas, cabezas
de vaca enteras y conejos despellejados sobre las que rondan las moscas a sus anchas.
Antes de volver al hotel, Luis y las niñas repiten el masaje. Un día tranquilo y completito. Nos hacía falta.
29 de noviembre Viaje de Cuzco a Puno
Madrugón y seis horas de autobús. Esta vez sí es un Pullman con asientos reclinables, refrescos y terramoza (azafata) pero en el baño
no funciona nada. Consejo: Si viajáis a Perú traed papel higiénico porque no hay en ningún servicio público. Así que a tirar de kleenex.
El viaje es cómodo y por la ventana se ve un paisaje espectacular de montañas con picos nevados, cielos azules, nubes blancas
y aldeas de adobe. Nos llaman la atención algunos carteles que en lugar de dar la bienvenida al pueblo tal o cual, dicen: SANTA ROSA,
MUNICIPIO QUE VENCE EL ANALFABETISMO.
Pasamos por un lugar llamado La Raya que separa los municipios de Cuzco y de Puno y que no tiene nada de particular excepto que pasa
el tren a 4.338 metros de altura y que Luis lo recuerda por la película El Gran Azul, cuando Rossana Arquette llega en tren buscando
a Jacques Mayol y lo encuentra por primera vez buceando en el Lago helado llamado del Diablo. Un momento muy especial en la película
y por el que Luis sintió el primer impulso de visitar Perú hace ya muchos años.
Un viaje de 200 km se convierte en 6 horas por el estado de las carreteras, por las paradas y por la altura. Aunque alquiles un coche
no ganas nada porque no puede pasar de 100 Km/h ya que a esta altura, con poco oxígeno, el motor se ahoga.
Llegamos a Puno donde ya teníamos hotel reservado y se nos cae el alma a los pies. Es una ciudad fea, marrón, con todas las fachadas
en ladrillo bruto y sin acabar. Afortunadamente las tres calles del centro y la Plaza cercana a donde está el hotel son asfaltadas
y hasta hay una calle peatonal muy animada y turística.
El hotel es muy sencillo pero muy caro para lo que ofrecen. Salimos a contratar la excursión de mañana y a comprarnos unos gorritos
peruanos porque hace frío. Menos mal que tenemos ropa de abrigo suficiente. Cenamos en un chino local y nos pusimos las botas.
30 de noviembre Lago Titicaca. Convivencia con una familia quechua
La excursión al lago Titicaca incluye una visita a las islas flotantes de los Uros, una noche de convivencia con una familia Quechua
en la Isla Amantani y un tour por la Isla Taquile a la mañana siguiente.
Amanece diluviando y vemos nuestra incursión indígena un poco en globo pero por suerte al llegar al embarcadero ya ha empezado a despejar.
El barquito llega en media hora a las islas de los Uros, Amantani. Estos indígenas viven en unas islas flotantes que fabrican ellos
mismos con una amalgama de barro y raíces que flotan. Atan estos bloques unos a otros, los anclan al fondo del lago y sobre esta plataforma
ponen varias capas de juncos formando multitud de islas. El suelo es blandito y esponjoso y se mueve al caminar sobre él. Sus cabañas
y barcazas, llamadas totoras, también las hacen con juncos….Es muy, muy interesante ver cómo viven y cómo hacen sus construcciones
y artesanía.