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Y lo mejor de todo: ¡Hay DOS teles! una en la habitación y otra en el salón, con lo que se acabaron las peleas con las chicas por elegir entre el Disney Channel o las noticias. Esto sí que es una ventaja.

Pasamos la tarde en la piscina.No le falta de nada. Tiene puente, jacuzzi, diferentes profundidades y una entrada tipo playa para niños pequeños. La temperatura del agua es ideal, como será que hasta yo (Amaya) me he bañado.Las chicas se van directas al castillo hinchable y tras unos cuantos saltos, risas y continuos  botes desbaratados, piden una pelota para jugar al vóley-pisci. No paran de reír. Los mayores cogemos la horizontal sobre las tumbonas y nos relajamos despreocupados. Entre siestecita y bañito, investigamos un poco el hotely encontramos una zona de columpios y el Club Infantil del que ya nos habían hablado nuestros amigos.Está enfocado más a niños de hasta 12años, pero tiene infinidad de actividades durante todo el día para tener a los pequeños entretenidos. Hemos sacado una foto de la programación para los curiosos.

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Desde Yincanas, hasta manualidades, mesa de ping pong, búsquedas del tesoro y por la tarde Castillo hinchable, karaoke y cine. Las monitoras son muy simpáticas y sobre todo pacientes. Se lo montan de miedo y ¡Tienen el cielo ganado! Y nosotros, los padres, un poco de intimidad que también se echa de menos. Y de repente, ¡Oh My God! Entre la vegetación tropical, semi-escondida, una zona “Club Premium” privada con una piscina de acceso restringido. Más aislada, con sofás y ambiente “Chill-out” por si no quieres que te moleste nadie. No nos da tiempo a entrar porque nos tenemos que cambiar para ir a Puerto Banús.

A última hora de la tarde nos dirigimos al ilustre puerto deportivo “José Banús”. Y allí nos plantamos con nuestra Scenic rodeados de McLarens y Ferraris último modelo.

Puerto Banús es un antiguo puertecito pesquero que se transformó en los setenta lo más “IN” de la zona y aún lo sigue siendo. De dimensiones reducidas, pero con un ambiente único, en su marina se puede ver la mayor concentración de Yates de super lujo, entre ellos el “Lady Haya” de la casa real saudí y deportivos tipo “Batman” que quitan el hipo.


(Me dice Luis que no son coches de Batman, sino Ferraris, Porsches, Bugattis, Maseratis, Aston Martins y demás) También resulta asombrosa la abundancia de establecimientos con firmas de súper lujo.

Para lo que no tenemos palabras es para describir el ganado que circula por el paseo. Entre gente mundana y real de carne y hueso como nosotros, aparecen mujeres humanoides embutidas en mini-vestidos de licra con escotes de vértigo y maquillajes que parecen de Avatar. Trajes extravagantes, perros de colores y complementos estratosféricos. Jovencitas espectaculares exhibiendo sus curvas de modelo alzadas sobre espectaculares tacones de aguja, mientras otras menos jóvenes, pero también muy aparentes gracias a la aplicación exhaustiva de los últimos avances en cirugía estética, hacen malabarismos para no caer de sus plataformas imposibles. Los pro-hombres musculados tampoco escasean, sobre todo a las puertas de las discotecas. Niños y niñas bien por doquier dándose un baño insulso de multitudes que nos da pánico y nos divierte a la vez.VER MÁS FOTOS

Sara y Ainhoa están boquiabiertas y molestas de que no les hayamos advertido para ponerse sus mejores galas. Se les cae la mandíbula observando al personal y Luis no deja de hacer fotos a los deportivos. Ainhoa mira algunos modelitos en escaparates y yo pienso en si estas especies sabrán hacer un logaritmo o lo que es un serventesio. En esto, Sara me mira y me dice con morritos: ¡¡Mamaaaaaá, quiero ser ricaaaa!! Nos lo pasamos en grande avanzando muy despacio pues todo merece la pena ser visto y revisto: El lugar para dejarse ver y tocar (después de dos copas) supongo. Me recuerdo un poco a Nueva York, donde te puedes encontrar de todo en la calle, incluido un caniche rosa, para muestra, un botón. ¡Puerto Banús y sus tribus son únicos y muy entretenidos, de eso no hay duda.

Viernes 20 de Junio de 2014

¿Pero qué hora es? ¡No puede ser, se nos han pegado las sábanas! Si nos descuidamos nos quedamos sin desayuno. Son casi las 11h y es que hemos descansado estupendamente. Por un lado estábamos agotados del día de ayer  y por otro en estas camas es difícil no dormir bien. Son tan amplias que ni te rozas, un placer vamos. Nos aseamos rápidamente y salimos disparados a desayunar. Para nuestra sorpresa, el resto de los huéspedes han debido trasnochar también porque queda un cuarto de hora para cerrar el buffet y el restaurante está a tope, sobre todo de familias como nosotros con diversidad de prole, desde bebés, hasta chiquillos y no faltan los adolescentes. Algunas familias se conocen y desayunan juntas ente risas y anécdotas, otras parecen haber venido por su cuenta, pero todo el mundo está feliz. ¡Que gusto! Nos encanta el ambiente.

Y yo me pregunto, ¿por qué cuando uno está fuera de casa y más si tienes la opción de buffet, comes tres veces más? Yo a diario no me planteo desayunar, ni huevos, ni tostadas, ni beicon y muchísimo menos salchichas o alubias, pero aquí te pierdes entre las mil propuestas del buffet que te hace salivar desde que abres el ojo en la cama, te comes cuatro tostadas, huevos revueltos y también pruebas algo de bollería y cereales y… vamos que te dan ganas de volver a la cama de lo que te has metido entre pecho y espalda. Y algo curioso, los camareros y camareras están porque les ves pero apenas se notan porque pasan visto y no visto por las mesas, recogiéndolo todo y preguntándote si necesitas algo más. En general todos, pero Juanjo, uno de los camareros con el que coincidimos el primer día, es encantador. Aparece sin que te des cuenta con una sonrisa enorme y una simpatía para las chicas. Cada día les trae una sorpresita secreta del buffet, como si la tuviera escondida. Y es que él sabe dónde está lo mejor, sobre lo ya bueno de por sí y así Sara y Ainhoa descubren el rincón secreto de las chuches y los helados. ¡Esto es vida!

Ha amanecido nublado y fresquito, día ideal para ir de visita cultural. Así que decidimos irnos a Ronda y pasar el día. Tenemos suerte, pues la carretera que sube a Ronda, sale prácticamente del hotel. Son 50 km de una ruta preciosa de montaña que sube hasta este pueblo tan mágico. Saliendo de San Pedro de Alcántara, observamos sus calles y bulevares adornados con coloridas flores y árboles de copas gigantescas cuyas sombras refrescan las tardes calurosas de verano.

Una hora más tarde llegamos a Rondapueblecito andaluz de casas encaladas en blanco a lomo entre una llanura y el imponente cañón forjado a través de los siglos por un pequeño río de claras aguas sobre el que cruza un fabuloso puente de piedra que ha dado fama universal a la ciudad. Paseamos por sus calles y nos paramos a escuchar a los músicos callejeros tocando esos llantos de guitarra que acompañan el duermevela de las siestas de verano. El concierto de Aranjuez no sabe igual en un teatro que a la sombra de unas adelfas en un parquecillo con un suelo de empedrado centenario. Callecillas estrechas, ventanas con rejas, tiestos con geranios por todas partes, iglesias encaladas en blanco y amarillo, naranjos, limoneros, las calesas con sus caballos engalanados  y esa histórica plaza de toros, si estos muros pudieran hablar….

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MARBELLA 2014
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